El único método, efectivo para prevenir una enfermedad y si es posible, es mediante la inmunización o más comúnmente, llamado vacunación de los pacientes, para prevenir el contagio de enfermedades.
Actualmente, tenemos ejemplos de enfermedades erradicadas como la viruela en 1977, la poliomielitis en el continente americano en 1991, el sarampión en el año 2000.
El uso de las vacunas ha disminuido de manera sustancial la incidencia de tétanos, tosferina, varicela, hepatitis B y A, enfermedad por neumococos invasiva.
Cada vez se ha tratado de iniciar los esquemas de vacunación de manera más temprana, cuando el organismo es capaz de generar anticuerpos para cada enfermedad.
Existe inclusive un esquema con tiempos de intervalo mínimos, para administración de vacunas a pacientes que por alguna razón, no han seguido el calendario habitual y presentan retrasos en el cumplimiento de esquemas completos.
Una vacuna es un medicamento. Como cualquier medicamento, las vacunas tienen beneficios y riesgos, y aunque son sumamente efectivas, ninguna vacuna es 100 % efectiva para prevenir enfermedades ni 100 % segura para todas las personas. La mayoría de los efectos secundarios de las vacunas son generalmente menores y de corta duración. Por ejemplo, una persona puede sentir dolor en el lugar donde se coloca la inyección o tener fiebre leve. Las reacciones graves a la vacuna son extremadamente poco frecuentes pero pueden producirse.
Tipos de vacunas que se administran comúnmente a los niños
Las vacunas preparan el sistema inmunitario del cuerpo para futuros ataques de ciertas enfermedades, causadas por virus o bacterias. Las vacunas contienen bacterias o virus debilitados, o partes de bacterias o virus, e imitan estos agentes que causan enfermedades (denominados antígenos). Como resultado de la vacunación, el sistema inmunitario del cuerpo piensa que los antígenos de la vacuna son extraños y no deben estar en el cuerpo; sin embargo, los antígenos no causan la enfermedad en la persona que recibe la vacuna. Después de recibir la vacuna, si en el futuro el virus o la bacteria causante de la enfermedad verdadera ingresa en el cuerpo, el sistema inmunitario está preparado y responde rápidamente y con energía para atacar al agente que causa la enfermedad a fin de evitar que la persona se enferme. Las vacunas a menudo se administran por inyección, pero algunas se administran por vía oral y una se rocía dentro de la nariz.